jueves, 8 de octubre de 2009

EL CALDÉN




Toda una aventura para quienes salían unas cuadras de la ciudad de Buenos Aires a mediados de 1800, dijeron “la pampa tiene el ombú” y muchos pensaron que ese era el árbol del centro del país.
Sin embargo, aquí manda el Caldén, un árbol robusto, con arrugas en su corteza, espinas en sus ramas y unas chauchas dulces que los mapuches utilizaban para hacer “chicha”. Es único en su tipo y tan autóctono que en ningún lugar del mundo que no sea el centro de Argentina se encuentra.

A principios del siglo XX, era el combustible para las panaderías y las calderas de las locomotoras cuando el carbón inglés escaseó durante la Primera Guerra Mundial.

Según la revista “Caras y Caretas” de 1906, 140 vagones cargados de leña de caldén (1.400.000 kilogramos) partían todas las semanas desde Toay, Santa Rosa, Rancul y otras localidades de La Pampa.

“Durante ese período, que se conoce como el de la “Primera Gran Hachada”, como el consumo era leña, se cortaba todo sin selección”, cuenta la ingeniera agrónoma Marta Scarone. Se reabastece el país nuevamente de carbón en el ‘30 y desmontar era menos rentable.

Aunque fue una “primavera” que duró hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando el hacha entra nuevamente en escena y comienza la “Segunda Gran Hachada”. Para parquet y adoquines fundamentalmente, era una industria “próspera” en la década del ’40: “Se cortaban los que estaban bien conformados y sanos, y se dejaban los enfermos o mal formados”, dice Scarone.

Primero para leña, después para pisos y muebles, y por último, desmontar para extender la frontera agrícola. Llega el ganado y el cultivo extensivo, y se limpian las tierras para dar paso a la “nueva” actividad productiva del momento.

No está catalogado como “en vías de extinción”, sin embargo el caldenar retrocede todos los años. De acuerdo a distintos informes, los bosques nativos se han “corrido” hacia el oeste aproximadamente unos 150 kilómetros desde 1930 y actualmente el ecosistema del caldenar en su estado virgen ya casi no existe. Según informes, quedan unas 2.870.000 hectáreas en La Pampa, 500.000 en San Luis y 100.000 en Córdoba.

Fuente: www.ecodigital.com.ar

1 comentario:

Anónimo dijo...

Hola amigos... Quisiera contactarme con el administrador de esta columna. Soy un principiante tallista escultor que vive en la localidad de Coronel Pringles y ando buscando rollizos de diferentes tamaños para trabajar, y aprendiendo un poco de las diferentes y hermosas especies que habitan nuestro querido país. Mi correo es talla_ledesma@hotmail.com
Los saluda Juan Gabriel